Mi bello Camagüey
Camagüey, mi ciudad natal, declarado Monumento Nacional en 1980, es una de las primeras siete Villas fundadas por los españoles en el siglo XVI, bautizada como Santa María del Puerto del Príncipe, fue proclamada oficialmente, por sus valores excepcionales como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2008.
Sobresalen sus vetustas y típicas construcciones coloniales, su enredado trazado urbano o la espontaneidad de sus plazas y plazuelas, encantos que desde siempre ha encerrado esta ciudad, acervo de tradiciones y costumbres asociadas a un rico patrimonio inmaterial.
Pienso que el carácter de los camagueyanos es como su ciudad, abierta como sus plazas y cerrado y laberíntico como el trazado de sus calles y callejones.
Camagüey ha sido denominada tradicionalmente como la Ciudad de las iglesias o la Ciudad de los Tinajones.
El próximo 2 de Febrero celebra su 500 Aniversario de Fundada
Iglesia La Merced y Plaza de los Trabajadores. Foto:Ismael Francisco/Cubadebat
Por ELDA CENTO GOMEZ
De la Oficina
del Historiador de la Ciudad
Asiste razón a quienes aseguran que los primeros pasos son los más difíciles. Ese primer momento, esa primera voz, ese primer lugar, es siempre uno de los temas más arduos en la labor de los historiadores.
De la Oficina
del Historiador de la Ciudad
Asiste razón a quienes aseguran que los primeros pasos son los más difíciles. Ese primer momento, esa primera voz, ese primer lugar, es siempre uno de los temas más arduos en la labor de los historiadores.
En particular el relativo al
nacimiento de los primeros asentamientos poblacionales cubanos ha atrapado la
atención de algunos estudiosos, quienes en el fondo esperan el descubrimiento
del documento que, de alguna forma, de fe del acto fundacional como prueba
concluyente que deje esclarecida la cuestión y les permita disfrutar de los
festejos en el aniversario con el que finalmente tendrán que avenirse.
Vista de Camagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Lo cierto es que, casi a las puertas
del quinto centenario de la fundación de las primeras villas en Cuba, estas
parecen no encontrar aun las versiones que amparadas tras un cuerpo de rotundas
pruebas, posibiliten mostrar un confiable panorama cronológico que permita dar
por concluida la polémica existente acerca de un ordenamiento histórico entre
ellas.
La controversia creada entre las fechas de 1514 y
1515 para el caso de la actual ciudad de Camagüey ha resultado particularmente
interesante. La decisión de las autoridades locales de asumir la fecha
tradicional del 2 de febrero de 1514 para los festejos oficiales por el
aniversario de la ciudad dentro de la llamada Semana de la Cultura Camagüeyana,
ha suscitado cuestionamientos, más notorios a partir de la celebración de su
490 aniversario en 2004.
Vista de Camagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Considero que esta polémica evidencia
un trasfondo metodológico expresado en la preferencia del documento escrito
sobre otras fuentes, criterio comprensible por el apego mantenido al
positivismo en las investigaciones sociales en Cuba. Por ello las ideas
expresadas en este trabajo ponderan la connotación cultural del establecimiento
de los españoles en el lugar, esto es, del fenómeno de la “ocupación del
espacio”, criterio no necesariamente simultáneo al del presumible acto oficial
de fundación de la villa.
Tejado camagüeyano. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
La memoria colectiva es uno de los
pilares fundamentales de los análisis que desde siglos pasados se hicieron
sobre el tema. Entre otros autores, Tomás Pío Betancourt en suHistoria de Puerto Príncipe,
publicada por vez primera en las Memorias de la Sociedad Patriótica de La
Habana (1839), reconoce la fecha de 1514 porque: “La tradición confirma esa
verdad, y nuestros ancianos refieren haber oído que esta población estuvo
primeramente en el puerto de Nuevitas”.
Tomás Pío Betancourt debió consultar
manuscritos generados en el XVIII principeño, cuyo paradero o destino final se
desconoce, aunque Jorge Juárez Cano, en su obra Apuntes de Camagüey (1929)
precisa la fecha de 1514 con el aval de un texto que parece tener a la vista,
dada la prolijidad de la descripción del proceso ceremonial que, en analogía
con otras villas, acompaña el acto de fundación.
Interior de la Catedral Metropolitana. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Como paradoja a tanta precisión, el
autor no referencia la fuente de la cual se nutre; hecho que a la luz de la
historiografía contemporánea, se considera un fuerte talón de Aquiles dentro
del campo científico, mientras, en los cánones que le fueron contemporáneos no
era objeto de reparos especiales por tratarse de un proceder generalizado.
Entre los autores que sustentan la
fecha de 1515, Fernando Portuondo en su Historia de Cuba señala que en el
verano de ese año fue “erigida Santa María del Puerto del Príncipe, en comarca
cuyos indios trataba el conquistador de apaciguar primero”.
El cierre de la polémica parecía estar
logrado dentro de la historiografía cubana a partir de los resultados
investigativos de la doctora Hortensia Pichardo, publicados por la Editorial de
Ciencias Sociales en 1986 bajo el título La fundación de las primeras villas de
la Isla de Cuba. Pichardo contrasta en cada caso la
revisión historiográfica del tema con documentos atesorados en el Archivo de
Indias y, de manera casi absoluta, concluye que la fundación de la actual
ciudad de Camagüey debió producirse a finales del mes de junio o principios de
julio de 1515.
Iglesia La Merced. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Pese a considerarse que “esta obra,
con su detallado rigor científico, permite subsanar errores de fecha y lugar
con respecto a la fundación de las primeras villas cubanas”, como sus
antecesoras, no sobrepasó el campo de las hipótesis, en tanto tampoco contó con
el expedito documento de fundación para validar sus conclusiones, en el caso de
Puerto Príncipe.
Sin embargo, ya sea por la falta de
recursos para ahondar en estudios de esta magnitud, o el respeto académico a la
exhaustiva labor de dicha autora, la tesis de Hortensia Pichardo se convirtió
en paradigma para los historiadores locales durante la década del 90, quienes,
desde la entonces Sección de Investigaciones Históricas del Comité Provincial
del PCC, principalmente a partir del libro Camagüey y su Historia,
asumieron como válida la presunta fecha de 1515 con la consiguiente y difícil
tarea de actualizar las afianzadas tradiciones de los habitantes desde siglos
pasados.
Aguador, escultura de la artista Marta Jiménez ubicada en la Plaza del Carmen. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
¿Cuáles son los argumentos que, para
determinadas lecturas, sustentan la duda con relación a la fecha de 1514?
El primero, que Diego Velázquez en su Carta de Relación de 1º de abril de 1514 no mencionó la
existencia de la villa del Puerto del Príncipe refiriéndose solo a la fundación
de Baracoa, Bayamo y Trinidad; mientras que el 1º de agosto de 1515 informó la
existencia en la Isla de siete iglesias.
En segundo lugar, la afirmación
relativa a que esta villa era la “que estando yo allá querían hacer”, hecha por
el padre Las Casas —quien partió de Cuba en julio de 1515— en el conocido como Memorial
de los Remedios.
Esos son los márgenes documentales en
los que se sustenta la conclusión de la Dra. Pichardo: “Con las referencias
ofrecidas hasta ahora, es decir, la certeza de que el 1º de agosto de 1515 se
hallaba establecida la villa de Santa María de Puerto Príncipe, y no lo estaba
en el mes de
junio, según testimonio del padre Las
Casas —aunque se había pensado en hacerlo—, puede localizarse su fundación a
finales del mes de junio o principios de julio de 1515”.
Plaza del Carmen. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Es muy interesante que en su texto la
autora valide la prevalencia de la “ocupación del espacio” en este proceso
fundacional cuando asegura que: “Debe entenderse que al hablar de fundación
solo nos referimos a la elección de un lugar determinado, en el cual se ha
trazado el centro del núcleo urbano con el señalamiento de la plaza, el solar
para la Iglesia y demás edificios oficiales, y al cual se le ha dado un
nombre.// Para que el pueblo así iniciado se convierta en una villa han de
pasar meses durante los cuales los indígenas comarcanos levantarían las
viviendas, los edificios oficiales y realizarían las siembras para el
abastecimiento de los pobladores”.
Casa natal de Ignacio Agramonte. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
El estudio de la fundación de Nuestra
Señora de la Asunción es muy ilustrativo para el caso que nos ocupa, pues
durante años se creyó que este acontecimiento había ocurrido en 1512, en lógica
correspondencia con la fecha de 1511 como la de inicio de la conquista de Cuba.
Rectificada esa tesis y situada esta
hacia mediados de 1510, Hortensia Pichardo, contraponiendo la fecha de 1512,
señala que: “no es posible admitir que Diego Velázquez permaneciera más de año
y medio sin establecer una población donde asentarse y organizar su gobierno,
lo cual permite suponer la fundación de Nuestra Señora de la Asunción a finales
de 1510 o principios de 1511”.
Iglesia La Soledad. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Un matiz particular dan a los análisis
sobre el nacimiento de esta población Estrella Rey y César García del Pino
cuando señalan que: “Aunque la elección del sitio data de finales de 1510, o
principios de 1511, su transformación en villa, con todas las regulaciones que
para ello existían, se produjo algo después”. De este modo estos autores
reconocen la idea de un proceso fundacional —entendido este en buena medida
como de comprobación de la viabilidad de la elección—, donde la ocupación del
espacio tiene una importancia determinante.
Vista de una calle de Camagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Parecida apreciación realiza la Dra.
Pichardo en el caso de Trinidad al afirmar que el 10 de febrero de 1514 esa
villa “estaba en vías de fundación”.
Las más antiguas referencias
localizadas hasta la fecha del Puerto del Príncipe —sustentadoras del criterio
de su existencia como asentamiento poblacional hispano—, se deben a Diego
Velázquez, en carta enviada al rey el 16 de diciembre de 1514 y cuyo contenido
se infiere de la real cédula de 2 de agosto de 1515, donde el monarca da
respuesta a la misma: “Decís como llegaron al puerto del Príncipe ciertos
españoles y dijeron que quedaban otros compañeros suyos en las yslas de los
yucayos sin proveimiento alguno”.
Si en la referencia al punto costero,
este es asumido solo como un mero accidente geográfico ¿a quiénes dijeron
entonces los “ciertos españoles” la noticia de que había compañeros suyos en
aprietos en las vecinas islas de las Bahamas?, ¿a quiénes pidieron una ayuda, a
todas luces urgente? El texto no sugiere la llegada a un lugar deshabitado, tal
vez sí, el arribo a un lugar insertado en una logística defensiva.
Bicitaxi en calle camagüeyana. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
Con respecto a este posible primitivo
asentamiento de Puerto Príncipe, Marcos Tamames llama la atención sobre que: “El
asentamiento poblacional en el Puerto del Príncipe hubo de responder al
proyecto de factoría comercial y, en alguna medida —teniendo en cuenta la
fecha, próxima a 1513—, a una logística de defensa, bajo el principio de
consolidación del territorio. Desde el punto de vista urbano, se debió tratar
de un asentamiento como La Isabela, en 1494, o Santo Domingo, en 1496; […] un
enclave comercial con funciones específicas, entre ellas las de colectar oro y
otros productos exportables; producir alimentos para autoabastecer la factoría
o defender esta de cualquier contingencia militar o climática”.
Mural en parquecito camagüeyano. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
.De gran relevancia es —en la ya citada
real cédula— otra referencia, en este caso más a la región que al puerto pero
que dimensiona la posible proyección de este como centro de poder: “De la
pacificación de la provincia de Camagüey he holgado mucho y el hacer de los
caminos es bien y de salir tan buenas las minas como decís y de todas las otras
buenas nuevas que de esa isla escribís he habido mucho placer”.
Distribución de parqueo. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
La importancia de la pacificación de
los indios queda fuera de toda duda, pero amén de la violencia —nunca
eliminada, pero sí más frecuente en los primeros tiempos—, su instrucción en la
fe católica resultaba un factor clave en ese proceso, entonces: ¿dónde residía el
personaje religioso, al menos uno, que adoctrinó a estos hombres y mujeres?
Estatua al Mayor Ignacio Agramonte. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Una Memoria —objeto de inspección en
las visitas de la alta jerarquía eclesiástica— del presbítero Antonio Miró,
fechada en la segunda mitad del siglo XIX, titulada “Refracciones y aumento en
dos naves de la Iglesia Mayor de Puerto Príncipe” contiene, además del gasto de
toda la obra y las incidencias ocurridas, una historia de este templo. En
ella se afirma: “no obstante contener en su seno todas las cenizas de todas las
personas que fallecieron en esta ciudad desde el año de 1513 hasta el año de
1814. Este lugar [roto] la 3ª del Arzobispado (después de Baracoa y
Bayamo) y por tres siglos el cementerio de tantos siervos de Dios, nuestros
predecesores”.
Casa de la diversidad cultural. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate
La fecha de 1513 mencionada por
Antonio Miró remite a la posibilidad de un asentamiento, que además de otras
funciones, pudo haber sido centro catequizador de la población aborigen y cuyos
resultados pudieron ser los expuestos por Velázquez en su carta al Rey.
Puede esgrimirse que no se conservan lápidas u otras inscripciones de
1513, lo aseverado era del conocimiento del clero y se mantuvo en la memoria
colectiva.
Sucesivas refracciones las pueden
haber retirado. En este caso es muy interesante que se hable de 1513 y no
de 1514, puesto que tal data pudiera sugerir cierta contaminación de la fuente
ante la fecha de la fundación preservada por la tradición. No cabe duda
de que la palabra del padre Las Casas es un fuerte basamento para la
consideración de la fundación de la villa en 1515. En el Memorial
de los Remedios expresó:
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Campanario de la Catedral. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Y así mismo que en la isla de Cuba, en
la provincia de Yumaysi, al puerto que se llama del Príncipe, que es casi en el
medio de la isla, tierra muy buena y de mucha caza y pescado, y de toda manera
de comida abundosa, vuestra reverendísima señoría mande que una villa de los
españoles, que estando yo allá querían hacer, que si no se ha hecho, que las
hagan en un llano muy grande de más de diez leguas, que se llama allá sabana,
que estará del dicho puerto, donde desembarcarán cinco o seis leguas […]
Lector de periodico. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
De los comentarios de Las Casas salta
a la vista una pregunta ¿quiénes habían pensado fundar la villa, el Rey o los
habitantes hispanos que ya poblaban el espacio?
El sacerdote recomienda, incluso, el
establecimiento de un monasterio con media docena de frailes dominicos o
franciscanos, los que allí deben ser provistos de comida y “de lo demás que á
sus ánimas y cuerpos fuere necesario, la cual casa vuestra reverendísima
señoría mande que se haga, y al presente provea con cierta labranza que en el
dicho puerto del Príncipe, en nombre de la Corona Real se ha hecho, la cual
allí no aprovecha nada y aprovechará para esto mucho […]”.
¿Existía entonces en el Puerto del
Príncipe una de las haciendas asignadas a la Corona? ¿Quiénes la
cultivaban? ¿Desde cuándo estaban allí? Al admitir la existencia de
siembras, debe ser aceptada la idea de que allí vivían personas que se
encargaban de ellas y que estaban obligadas a satisfacer contribuciones, que
podían tornarse difíciles de cumplir por un posible déficit en la producción de
oro y la no obtención de mejores cosechas por la mala calidad de los suelos y
la falta de agua potable, lo que puede ser una válida explicación a la
afirmación “allí no se aprovecha nada”, o sea, no se lograban las utilidades
esperadas.
Tinajón camagüeyano. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.
Tales evidencias no podían dejar de
ser tenidas en cuenta por la Dra. Pichardo, quien reconoce —en contradicción
con algunas de sus reflexiones— la posibilidad de una “primera fundación […] en
las cercanías del puerto de Nuevitas, donde debió subsistir por muy poco tiempo”.
¿De qué fecha sería esa “primera
fundación”? ¿Por qué no considerar, al menos, que la del Puerto del Príncipe
—en proceso similar al admitido para Trinidad— estaba en “vías de fundación”?
En su misión de “remediar” los problemas, el padre Las Casas lo que está
sugiriendo es el traslado de un asentamiento que había sido, tal vez, fruto “de
la espontaneidad y [que] posiblemente no pasara de una gran empalizada como
construcción defensiva”; hacia un lugar con mejores condiciones para una vida
sedentaria, lo cual no presupone una ruptura de los vínculos con el
asentamiento original.
En este sitio sus habitantes,
posiblemente, esperaban ser reconocidos oficialmente como villa, carencia que
tal vez los haya mantenido invisibles para las miradas oficiales, que por demás
preferían estos prístinos asentamientos en la costa sur. Es evidente,
entonces, que el sacerdote alude al segundo emplazamiento, el que eligió
territorio del cacicazgo de Caonao y cuya ubicación tampoco ha podido ser
localizada hasta la fecha.
Adoquines, en calles del Camagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
En 1876 el erudito español Miguel
Rodríguez Ferrer—reconociendo como su fuente a un “señor Latorre”— ubica a
Caonao a unas 8 ó 9 millas al noroeste de Puerto Príncipe. Existen pues
elementos que nos permiten sustentar la idea de que el poblamiento español en
tierras de Camagüey en 1514 es un hecho que alcanza una determinada connotación
cultural, y que debe ser visto con un prisma más dilatado que el del mero acto
fundacional.
Casa de la Cultura. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
. Las ciudades son un organismo vivo:
nacen, crecen y mueren. Como todo nacimiento puede escaparse a los
controles, pero de cualquier forma se produce una sola vez. Las Casas
sugiere su fundación en la sabana relativamente distante del mar, entonces, de
admitirse este asentamiento mediterráneo como el primigenio, debe atenderse la
marca dejada por su emplazamiento costero, marítimo, que tiene otras huellas
indelebles en el campo de la cultura: “¿Qué razones habría para colocar la
villa bajo el amparo de la Virgen María en su advocación de la Candelaria,
tradición que perdura, incluso en la actualidad?”
Detalle del monumento a Ignacio Agramonte. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
La Candelaria es virgen venerada en
muchas ciudades marítimas. Admirada por los marineros es considerada la
Patrona de las Islas y descrita de forma muy cercana a las figuras indígenas
por lo que pudo ser fuerte asidero en el proceso evangelizador, en la
“pacificación de la provincia de Camagüey” reconocida por Velázquez antes de
finalizado el 1514.
La Candelaria se destaca, según Dulce
María Loynaz por: “Su color […] moreno y encendido; sus ojos grandes y
almendrados; el cabello, tendido por la espalda, la trenza en seis ramales”.
Es muy posible que su primera fiesta se celebrara en 1514 y de allí la
efeméride de la fundación que cada año celebran los camagüeyanos el 2 de
febrero.
Las chismosas esculturas de la artista Marta Jiménez ubicada en la Plaza Del Carmen de Camagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
De modo tal que ya en el siglo XXI, la
historiografía cubana no ha develado aun el misterio que envuelve la fundación
de algunas de las primeras villas y en consecuencia sus moradores e
historiadores se debaten entre las heredadas tradiciones y los resultados
académicos. ¿No sería de mayor connotación cultural respetar aquello que
tiene mayor peso en la formación de la identidad?
Ventana camagüeyana. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.
Desde aquel lejano 2 de febrero de
1514 ha pasado mucho tiempo, el referente a la “fundación” es cada vez más
lejano. Pocas personas recuerdan ese día a Diego Velázquez, muchas menos
a Vasco Porcallo de Figueroa, pero todas rememoran a Ignacio, a Amalia, a
Guillén, a Casas Romero, a Finlay, a González Allué y exhiben con orgullo sus
tinajones, sus patios sombreados, las torres de sus “iglesias torrenciales”, la
austeridad de sus fachadas, la elegancia de sus mujeres y con su tradicional
hospitalidad acogen a quienes vienen a acompañarlos en su fiesta, a quienes
vienen a sentir la magia del ser camagüeyano.
Por eso, más allá de la polémica de la
fecha saludemos el nacimiento de un pueblo infinito.
Con sabor a Andalucía,
ResponderEliminarExtremadura,
Castilla y Canarias.
Luz, armonía, sencillez...
Paz.
Cultura.
Artesanía.
Olor a campo.
Calma. Mar.
Arena y Vida.
Armonía e intimidades.
Alegrías y añoranzas.
Llegadas y despedidas.
Silencios que dicen todo.
Palabras ...
Más que palabras.
Sonrisa, hospitalidad.
Y ése aire que atrae.
Atrapa.
Elegancia en el saber
sin querer ser buscada.
Mixtura de razas, pueblos,
culturas, pucheros... Danzas
en ése extraño equilibrio
que evoluciona y se calla.
¡Qué hermosa es Camagüey!
Hasta su nombre se canta.
Hermosísimo, mi querido Ernesto.
Felicidades de corazón
hasta otro corazón isleño
al otro extremo
de éste océano
que nos abraza.
Con todo mi cariño y admiración inmensas
Nievi.
Gran Canaria- España
Felicidades
CAMAGÜEY
POR TU MEDIO SIGLO
DE ANDANZAS.
...
Nievi: La emigración de canarios hacia Cuba se ha manifestado a lo largo de la historia. En 1693, los canarios se establecieron en una zona escasamente poblada fundando Matanzas. De hecho déjame decirte que Espejo de paciencia el primer poema épico escrito en Cuba; cuyo texto se conservai está fechado el 30 de julio de 1608 en la villa de Puerto Príncipe. fue escrito por Silvestre de Balboa, sólo se conoce que era natural de la isla de Gran Canaria y Escribano del Cabildo de Puerto Príncipe (Hoy Camaguey) Si conoces alguna familia de apellido Balboa en Canarias, ya sabes que tiene su antecedente sanguineo a este Balboa poeta.
EliminarGracias por tu comentario-poema. Un besote isleña.