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8 de abril de 2014

ARQUITECTURA PRINCIPEÑA: DESARROLLO Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS
A finales de este siglo, la arquitectura también experimentó un significativo auge. Se definen, a partir de las edificaciones religiosas, los más importantes conjuntos arquitectónicos y sus plazas: la de Armas o Mayor, la Merced, Santa Ana, la Soledad y San Juan de Dios. Estos configuraron un sistema de espacios públicos que sirvieron de referencia a las actividades de los principeños de entonces. Esta característica le valió a Camagüey el apelativo de “Ciudad de las Iglesias”.
En el siglo XIX se erigen los barrios San José y El Carmen, este último  
uno de los entornos más conservados de la época.
De este período, aún se conserva el encanto de la huella  arquitectónica colonial, aunque más escasa y ubicada muchas veces en interiores.
Es muy frecuente el arco carpanel, como marco de puertas que a menudo se hayan flanqueadas de gruesas pilastras truncas, mientras que las grandes puertas clavadizas tienen hojas o postigos recortados en línea ondulada que sugiere influencia mudéjar.
Puede decirse, así mismo, de los arcos que comunican el zaguán con el interior de la casa, compuestos de lóbulos y curvas de gran variedad y originalidad en el trazado.
Típicos de esta arquitectura son los aleros de tornapuntas, empotrados en los muros. Sus torneados, atestiguan un uso inteligente de maderas criollas.
Los patios interiores, componente de transición entre la arquitectura colonial y la ecléctica, con o sin galerías, constituyen un elemento de identidad local, con amplios colgadizos, rejas, rica vegetación y tinajones repletos de agua. Los tinajones de barro, tradición que se consolidó con el fin de almacenar agua de lluvia durante los frecuentes periodos de sequía, devinieron símbolos de la ciudad y le valieron la denominación de “ciudad de los tinajones”.
La tradición alfarera es fácilmente reconocible en la ciudad. El barro, material local utilizado para la elaboración de ladrillos de construcción, tejas, pisos, tinajones y más contemporáneamente obras de arte, otorga un color característico a la volumetría y ambiente del conjunto.
Desde el punto de vista monumental, las construcciones religiosas son más importantes que las domésticas. Se destaca, entre ellas, la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, situada en el centro de la ciudad, y constructivamente una de las más importantes del país.
También sobresalen edificios públicos como el antiguo Ayuntamiento, hoy sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Las características del estilo ecléctico de finales del siglo XIX y principios del XX, con sus fachadas esbeltas jerarquizadas por molduras de rica decoración y balaustradas en su mayoría lumínicas, son las que predominan en el Centro Histórico. A las puertas de tableros la acompañan las características ventanas de persianería francesa, con el señorío del hierro, que hace presencia en barandas y rejas, siempre de abigarrados diseños.
Otras edificaciones muestran galas peculiares del Art Noveau, el Art Decó, románticas, protorracionalistas y del movimiento moderno, a veces, de un modo modesto quizás, pero representativo de los estilos que ostentan.
Puerto Príncipe: cuna de trascendentales sucesos y figuras de la cultura nacional.
Entre 1604 y 1608 fue escrita en Puerto Príncipe la primera obra literaria cubana conocida: “Espejo de paciencia”. Su autor, el canario Silvestre de Balboa-Troya y Quesada, ejercía como escribano del Cabildo.
El 8 de septiembre de 1734, y con motivo de la inauguración de la Iglesia de la Caridad, se da inicio a una de las tradiciones de mayor repercusión económica y sociocultural de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe en la región: Las Ferias de la Caridad.
Las Ferias, estuvieron celebrándose en la barriada del mismo nombre hasta que en 1856 se trasladan hacia un lugar de extensas áreas al aire libre, más apropiado para este tipo de evento. Este sitio, el cual mantiene significativa jerarquía en la vida del lugareño, trascendería con el nombre de “Casino Campestre”.
El más antiguo cementerio que actualmente funciona en Cuba es el de Camagüey, inaugurado en 1814. Junto a sus valores monumentarios, descansan allí personalidades de la historia, la cultura y el arte del Camagüey.
En 1842 se funda la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe, asociación que tuvo significativa incidencia en la vida cultural y aglutinó  a importantes figuras del pensamiento y la acción en la época.
El San Juan Camagüeyano, tradicional celebración de pueblo que se efectúa del 24 al 29 de junio cada año, tuvo sus orígenes a principios del siglo XVIII y es uno de los festejos más antiguos del país. Los expertos lo consideran un complejo de tradiciones, pues abarca desde manifestaciones músico-danzarias hasta comidas típicas.
Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño, uno de los más trascendentales pensadores del siglo XIX cubano, fue precursor del ferrocarril en Cuba. Bajo su iniciativa se construyó, en 1846, el tramo que unía a la ciudad de Puerto Príncipe con la costera Nuevitas.  Fue el  segundo que se construyó en el país, sin embargo, sus gestiones fueron las primeras realizadas en tal sentido.
Entre las celebridades de la cultura nacional nacidas en Camagüey se encuentran: Gertrudis Gómez de Avellaneda (Tula), Aurelia del Castillo, Nicolás Guillén, Mariano Brull, Emilio Ballagas, Enrique José Varona, Fidelio Ponce de León, Luis Casas Romero, José Marín Varona, Jorge González Allué y Felipe Pichardo Moya.
Tula, es considerada la principal dramaturga cubana del XIX. Por su parte, Nicolás Guillén se reconoce como el Poeta Nacional, no solo por sus aportes estéticos de esencial cubanía, sino por su compromiso con las causas sociales del pueblo cubano.
El Centro Universitario de Camagüey se creó en 1967 y en 1975 La Universidad de Camagüey, primera institución de su tipo creada por la Revolución.


APUNTES HISTÓRICOS DEL CAMAGÜEY
A partir del primer cuarto del siglo XIX, Puerto Príncipe se comienza a destacar por su espíritu de rebeldía. Sobresale entre los primeros ejemplos Francisco Agüero Velazco (Frasquito), quien en 1825 se encontraba en el exterior para apoyar la proyectada avanzada internacionalista de Simón Bolívar a Cuba.
En enero del año siguiente es detenido por las autoridades de la metrópoli española, en unión de Andrés Manuel Sánchez Pérez; ambos son condenados a la pena máxima y ejecutados el 16 de marzo de 1826 en la antigua Plaza de Armas (hoy parque Agramonte).
También la Historia recoge el ejemplo de Joaquín de Agüero y Agüero, quien resultó el primer compatriota que dio la libertad a sus esclavos, ocho en total, el 3 de febrero de 1843. Firmó, además, una Declaración de Independencia el 4 de julio de 1851, y encabezó un combate frontal entre cubanos y españoles el 13 de julio de1851, ambos aspectos inéditos hasta esos momentos. Fue fusilado en unión de sus compañeros, Fernando de Zayas, Tomás Betancourt y Miguel Benavides, el 12 de agosto 1851.
Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía y hombre de excepcionales ideales independentistas, resultó el revolucionario de más larga hoja de servicios a la Patria en la región.
El camagüeyano mayor, Ignacio Agramonte y Loynaz, dejó la más notable impronta en la guerra de 1868, legado cuya significación se puede apreciar en el hecho de que con orgullo la gente del Camagüey nos denominamos agramontinos (as), siendo el único héroe epónimo de una provincia en Cuba. Protagonizó junto a 35 jinetes, el rescate de Sanguily, epopeya gloriosa que lo consagrara como líder y le mereciera el respeto y la admiración de generaciones enteras.
En agosto de 1925, se funda en Camagüey la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), organización que protagonizó combativos episodios en la denominada Revolución del 30. 
El 21 de octubre de 1959 tuvo lugar la desarticulación del complot contrarrevolucionario comandada por Hubert Matos, momento en el que se protagonizaría lo que quizás fuera la Primera Marcha del Pueblo Combatiente en Cuba, encabezada por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro y el entrañable Camilo Cienfuegos.

CENTRO HISTÓRICO DE CAMAGÜEY. JOYA DE LA NACIÓN CUBANA, JOYA DE LA HUMANIDAD
El Centro Histórico, principal testigo de la riqueza patrimonial de la ciudad, fue declarado Monumento Nacional el 10 de noviembre de 1980; tiene una extensión aproximada de más de 300 hectáreas, y es considerado el más extenso de Cuba.
En el Centro Histórico, mayormente residencial, habitan una población de aproximadamente 58 200 personas, con un coeficiente de hacinamiento de 3,9 y una densidad de 194,29 habitantes por hectáreas.
Luego de un trabajo sostenido por la preservación y enaltecimiento de los mejores valores atesorados en el Centro Histórico, es presentado a la UNESCO un Expediente con la propuesta de incluir a una parte representativa del mismo en la lista del Patrimonio Mundial. Propuesta que fuera aprobada el 7 de julio de 2008, en la 32 reunión del Comité del Patrimonio Mundial de esta organización.
La zona declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad posee una extensión superficial de 54 hectáreas, 79 manzanas y 83 edificios de valor,  y comprende el núcleo más antiguo de la ciudad y del Centro Histórico, así como los cinco espacios que marcaron su origen: Parque Agramante, Plaza del Carmen, Plaza de San Juan de Dios, Plaza de los Trabajadores y el Parque Martí.
En la misma se encuentra la síntesis y sedimento de las diversas expresiones culturales y de las diferentes etapas de su evolución.
Transitar por esta zona permite apreciar mágicos ambientes urbanos intrínsecamente ligados a la historia y la cultura, donde la arquitectura y el urbanismo son consecuencia de la impronta humana en cada período.
El complejo sistema de plazas y plazuelas, donde la vinculación templo, feligresía, plaza y trama, propios de la ciudad cristiana hispánica armonizan magníficamente, se complementa con edificios civiles y de vivienda que se conjugan en un todo unitario, pero heterogéneo, y con un rico patrimonio intangible lleno de leyendas, tradiciones, costumbres vivas y un notable desarrollo cultural.
El Centro Histórico de la Ciudad de Camagüey constituye un ejemplo relevante dentro del conjunto de ciudades coloniales. Su bien conservado repertorio religioso, el atípico trazado urbano irregular que mantiene vigencia en el presente, un alto valor ambiental y contextual, así como la sabia conjugación de pasado y modernidad, determinaron, ante los especialistas de la UNESCO, su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial

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